La carrera a Mejor Actriz: una ventana a 2002

lunes, enero 23, 2017 Unknown 0 Comments


Las nominaciones a los Oscar están a la vuelta de la esquina, y apenas a un día de saber quienes serán los seleccionados, hemos decidido echar un vistazo a una de las categorías más reñidas del año: Mejor Actriz (lo de Mejor Actor de Reparto lo haremos a suertes o se lo preguntaremos a un tablero de ouija el día antes, como el resto de expertos y editores de blogs de cine).

La mayoría de los años a estas alturas de la carrera, la categoría femenina reina está más que cantada. Por mucho que Emmanuelle Riva fuera la alternativa a una jovencísima Jennifer Lawrence en 2012 o que un pequeño grupo creyera que Viola Davis podría llevarse la estatuilla que la Academia tanto ansiaba darle a Meryl Streep, lo cierto es que en la época de festivales allá por septiembre, en cuanto entramos en el nuevo año ya hay una narrativa de quién merece más el premio (o a quién tiene más ganas de dárselo la industria).

Pero ahora no. Por primera vez en bastante tiempo, la cosa podría ir en dos direcciones muy distintas… o incluso en tres. Este año tenemos una batalla entre el musical y el drama. Y una recién llegada de las tierras galas; Isabelle Huppert, ¿Os suena? Bromas a parte -y aunque en 2010 había quién se empeñaba en que Annette Bening tenía algo que hacer frente al cisne negro de Portman- siempre que hay una pelea real entre representantes de estas dos disciplinas tan distintas, es inevitable echar la mirada atrás al año en que la competición se hizo más intensa; 2002. El año.

"Dejadme, que si me esfuerzo todavía puedo guiñar"

Retrocedamos.

Para quién no lo recuerde, 2002 fue el año de Nicole Kidman (Las Horas) vs. Renée Zellweger (Chicago), y también la última vez en que una actriz hizo doblete: Una Julianne Moore on fire que conseguía doble nominación -y ningún premio- por Las Horas y Lejos del Cielo. Es interesante notar que la pelirroja fue nominada tanto como compañera de reparto de Kidman en Actriz de Reparto, como como competidora suya en Mejor Actriz, mientras que su marido en la ficción de Stephen Daldry lograba la nominación por Chicago, cinta que le dio el premio a Zeta-Jones, arrebatándole su segunda opción. En aquella ocasión, la actriz australiana se llevó el gato al agua, pero no por mucho.
Ambas lograron sin problemas vencer en sus respectivas categorías en los Globos de Oro, pero Renée (en la cumbre de su carrera, cuando consiguió tres nominaciones en tres años y la prensa se preocupaba más por su trabajo que por el estado de su cara) consiguió el apoyo de los actores al alzarse -al igual que el resto del reparto y una embarazada Catherine Zeta- con el premio del Sindicato de Actores (SAG). 

La cuesta se hace todavía más para arriba si tenemos en cuenta que aquél año estos premios fueron los últimos, y apenas tres semanas antes que unos tardíos Oscars que tenían lugar el 23 de marzo; la ausencia de Renée Zellweger en unos Critics’ Choice con tan solo cuatro nominadas era más que entendible y quizás la única baza en su contra fue ese Bafta que Kidman ganó, en una cinta parcialmente británica, con un director británico y en unos premios que alzaron a la cinta europea del año: El Pianista. E incluso así, Nicole no era la favorita de la crítica. Ese honor caía en la pobre Julianne, que no pudo elegir peor año para hacer sus mejores trabajos, pero sí triunfó en los CC.
¿Recordáis cuando, al año siguiente, Renée se llevó el Oscar por delante del -nunca más guapo y actual Young Pope- Jude Law partiéndole el cuello a una gallina? Nicole sí.

De esta forma, y aunque las excepciones son variadas, es fácil ver el paralelismo entre ambos años:

  • Drama: Nicole Kidman (Las Horas) / Natalie Portman (Jackie
  • Musical: Renée Zellweger (Chicago) / Emma Stone (La La Land
  • Critics’ Darling: Julianne Moore (Lejos del cielo) / Isabelle Huppert (Elle

Y así es como llegábamos a finales de 2016; con una carrera en el aire. Pero los acontecimientos de las últimas semanas han hecho de esta predicción algo todavía más complicado. Repasemos.

1) Natalie Portman no es Nicole Kidman (y Jackie no es The Hours)


Nadie duda de que la interpretación de Portman en Cisne Negro fue la mejor de aquel año, ni que se mereciera su primera nominación por su brillante papel en Closer, pero Natalie Portman hace una película decente cada seis años. Y esto viene de alguien que no duda de su talento y que piensa llorar viendo Jackie, pero ésto es así. Antes no hemos mencionado el momentazo en que se encontraba Kidman porque lo de Renée estaba fuera de serie, pero la buena de Nicole decidió enlazar dos nominaciones (quién puede olvidarse de su química con el guapo de Ewan McGregor en Moulin Rouge) y su mejor racha laboral tras su liberación de la cienciología divorcio con Tom Cruise, cuya carrera empezaba a deshincharse por aquél entonces (no está ha sido nominado desde 1999, por Magnolia). 

La actriz (muy presente este año gracias a la que seguramente será su cuarta mención por Lion) no sería nominada de nuevo hasta 2010 (Rabbit Hole) y desapareció de la cúspide de actrices del momento, pero al año siguiente Cold Mountain consiguió 7 nominaciones al Oscar y darle a Zellweger por fin su merecida estatuilla, en un armónico círculo (ya en 2001 Kidman había ganado el Globo de Oro, dejando a la Bridget Jones de Renée en la silla de nominada). A Nicole -aún sabiendo el bajón que daría en años posteriores- aún le quedaba artillería; en cambio, no sabemos cuando Portman volverá a hacer algo que llame nuestra atención. Por otra parte, no es la primera vez que alguien hace dos interpretaciones memorables y se lleva dos premios por ellas (Hilary Swank es la viva prueba de ello), y si alguien es capaz de decir que Portman no merece el segundo pero Christoph Waltz sí, que nos llame.
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Aún así, Jackie no es Las Horas. La cinta de Stephen Daldry (famoso por colar en las categorías reinas hasta sus cintas más irregulares) no era la película del año, pero sí el drama del año, una “segundona” con nueve nominaciones a las que Jackie no podría aspirar ni con todas las menciones técnicas posibles. No estamos diciendo que no las merezca (quien redacta esto aún no la ha visto) pero lo cierto es que -aún teniendo un corte relativamente similar- la cinta no ha cuajado de la misma forma, y a la Academia no le ha temblado el pulso a la hora de dejar fuera la otra cinta de Pablo Larraín que optaba a nominación; Neruda, que se quedó fuera hasta de la longlist al premio de Mejor Película Extranjera. También hay que recordar el gran plantel del que hablamos aquél año; Moore y Ed Harris estaban presentes en actriz y actor de reparto y la única razón por la que no colaron a Streep fue porque ya estaba por Adaptation. Con tanto candidato y tan poco premio, Nicole era la única forma de no dejar de vacío a una cinta cuyo culto no ha dejado de crecer.

De todas formas, todo esto daba igual hasta el 8 de enero, cuando Isabelle Huppert dio la sorpresa en los premios de la prensa extranjera y se llevó el Globo de Oro en drama de las manos de una embarazadísima Natalie Portman (sí, la carrera la está haciendo igual), lo que nos lleva al siguiente punto…

2) La amenaza francesa: Isabelle Huppert

And the Golden Globe goes to... Isabelle Huppert!
Natalie Portman:

Isabelle Huppert ha sido la favorita de los premios de la crítica, aún perdiendo el Critics’ Choice, y si la Academia decide que es muy pronto para dárselo a Emma Stone, la icónica actriz francesa es su mejor baza. El problema es que cada estadística está en su contra. Para empezar, el mayor hándicap es la lengua. Es muy difícil lograr una nominación por una interpretación en lengua extranjera, o si no que se lo digan a Marion Cotillard, la única actriz en lograr el premio por un papel en francés. Su película, alabada por la crítica y gran favorita -junto a Toni Erdmann y Neruda- a Mejor Película Extranjera, se ha quedado fuera de la competición antes de tiempo, mientras que Amour, por la que optaba Emmanuelle Riva (que pudo habérselo llevado en 2012) no solo ganó ahí, sino que también optó a Mejor Película y Director (la cinta de Cotillard no fue seleccionada por Francia). Es evidente que el film incomoda a una Academia que no dudó en negar por completo la calidad de Perdida, (dónde Rosamund Pike creó el personaje del año y fue la única recompensada) y que en 2014 contaba con un 76% de hombres y una media de edad de 63 años. Además, su recorrido en los precursores ha sido algo irregular (no está ni en los SAG ni en los Bafta); literalmente no puede volver a ganar hasta la gran noche y reivindicarla va a ser complicado. Muchos van a pensar que la nominación ya es un premio a su larga trayectoria (allá por 2002, su equivalente pelirroja no estaba en la cinta del año, pero Lejos del Cielo recibió cuatro nominaciones, incluído Mejor Guión, y el personaje de Cathy Whitaker era un amor que hacía lo que mejor se le da a Moore; sufrir - en comparación, la Michèle Leblanc de Huppert es un personaje mucho más controvertido y antipático).

3) La La La Land-manía (no se nos ha ocurrido un título mejor)


Justo el caso contrario es el de Emma Stone. La La Land es la cinta del año. Aún sin tener su reparto nominado al SAG (ninguna cinta ha ganado Mejor Película sin pasar antes por ahí desde Braveheart en el 96’), la cinta de Chazelle (que ya nos demostró que gusta a la Academia con Whiplash) logró hace escasos días -y justo en plena votación para las nominaciones- un récord de 7 Globos de Oro y, si nada falla, está destinada a ser la gran campeona de este año. Es una cinta sobre Hollywood, hecha por y para soñadores en un clima actual en que la gente no quiere ni pensar en lo que el mundo depara para las mujeres (Huppert) o la política (Portman) en los próximos meses. Stone ha tenido mejor trayectoria que Natalie en el pasado lustro y este es sin duda su año.

Aún así, si Renée no lo logró por Chicago (la misma que entró por una comedia británica sobre una reportera entrada en kilos de la que la Academia no habría querido saber nada la mayoría de años, la que nos regaló a un icono a los solteros de medio mundo), ¿puede lograrlo Emma Stone? Puede ser. Ganar por un musical no es inaudito, La La Land puede gustar muchísimo a la Academia y Jackie seguir igual de desaparecida que hasta ahora. En 2002 la razón no fue otra que la enorme competencia (y que ya tenían a Zeta-Jones para premiar a su irrepetible reparto). De to
das formas, en nuestros corazones, hace falta mucho para igualar lo icónica que fue Chicago y lo inolvidable que fue la Roxie Hart de Zellweger (a nivel de personaje, es incomparable) y hay voces que apuntan que o bien la película es mejor y más “premiable” que sus protagonistas o sigue siendo un poco prematuro darle el premio a una actriz que aún tiene tiempo a dar su interpretación definitiva. Stone es todavía una benjamina, mientras que, si Portman se pega otro descanso, llegará a los temidos 40 antes de volver a estar en la conversación. Quién escribe este artículo sigue pensando que Natalie tiene posibilidades de llevarse el gato al agua. Y si lo que hace en Jackie es un 50% de lo que hizo en Cisne Negro, ¿por qué no?

Icónica

à Lo que está por venir


Sea como fuere, todo depende de lo que suceda en el próximo mes. El paso en falso de los Globos de Oro no va a afectar a la carrera de Portman porque en ese momento se votaban las nominaciones (dónde evidentemente va a entrar), por lo tanto, todos los ojos se van a las siguientes fechas importantes; los SAG y los BAFTA. Natalie necesita ganar en el Sindicato de Actores si quiere seguir viva en competición. Sin el apoyo de los actores lo tiene muy difícil. Por otra parte, tanto Kidman como -por ejemplo- Cotillard en su año, perdieron ahí y resurgieron en los premios del cine británico. Éstos suelen ser un añadido complicado y curioso a la carrera, pues muchos años premian (o nominan) a actores nacionales o hacen lo que les da la gana, pero en un año en que ninguna de las dos favoritas es de Reino Unido (y el voto europeo no irá a parar a Huppert), podrían decirnos mucho de qué hará ese sector de la Academia. Kidman seguramente afianzó ahí los pocos votos que la debieron separar de Zellweger en 2002. Cotillard directamente dió la vuelta a la balanza no sólo por imponerse a la favorita, sino también al tener en cuenta que Julie Christie era británica. En un discurso que todavía nos da sudores ver, Marion parecía perpleja y fuera de este mundo. Normal, acababa de meterse en el bolsillo el Oscar.



à ¿Y el resto?

Ahora que ya hemos analizado esta carrera por el derecho y el revés, queda en duda también quién completará el quinteto a Mejor Actriz. Si continuamos con nuestra comparación a 2002, la hasta hace poco improbable entrada de Amy Adams, se convierte en la Salma Hayek de este año. Nominada a todo, sin opciones de triunfo pero reforzada por la buena acogida que está teniendo su película, que espera unas cuantas nominaciones (entre ellas Mejor Película y -tal vez- Mejor Director) en unos días. La quinta plaza (o la Diane Lane de antaño) es mucho más complicada.

Hasta ahora, y teniendo en cuenta que Huppert ha faltado en un par de los precursores, esa preciada posición se ha repartido entre Meryl Streep (GG, SAG, Bafta, solo ausente en los CC y a un paso de una incomprensible vigésima nominación), una sorprendente Emily Blunt (SAG y los Bafta patrios), Annette Bening (GG y CC, hasta el comienzo de los precursores, aspirante clara a la nominación, cuya carrera se ha ido difuminando hasta quedar como una baza muy débil) y Ruth Negga (tu nueva mejor amiga y aspirante al GG y al CC).

Desde aquí, ponemos una velita para que una película como 20th Century Women llegue a los Oscars o, en su lugar, Negga se haga con la quinta plaza. Por su forma calmada de destilar ‘T suaves’ y porque es irlandesa; la queremos de compañera de copas desde ya.
María diría que esto es poco profesional...
No le voy a llevar la contraria.

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